Viajaremos (¿viajarás?) por esas playas
azules y doradas,
llenas de algas bipolares, de rudo lujo
y de gente motivada.
La arena es plata, cálida, de átomos desnudos.
El mar es esa estrofa que nos llama,
esa tragedia o comedia que proclama
una y otra vez nuestro futuro;
el mar es ese abrazo que nos baña
y liga mi torso con tus muslos.
En la tarde bronceada
en la misma terraza de hotel, deshabitada,
reclutaremos al sol nudo tras nudo,
puliremos nuestra sábanas
con sus varillas de luz y oro turco.
Las datileras, los hoteles gigantes que se empañan,
los cuerpos y la espuma y la mañana;
las puertas giratorias, los autos centrífugos,
los romances con intermitencias y migraña,
los índigos ponientes, el crepúsculo,
las gaviotas prófugas, crispadas,
tus senos asequibles a mi almohada,
mi fe torcida de ramaje oscuro,
el vino, la locura, la champaña,
serán los pliegues de un telón rotundo
que atavían este viaje, lumbre aliada,
este acto riesgoso, cielo en llamas .
Viajaremos (¿viajarás?).¡Es un preludio!