Hace poco recordé que un día venía yo
revoloteando casi al ras del suelo,
porque traía un ala marchita.
Y apareciste tú.
Me prestaste tu hombro,
y me elevaste al vuelo.
Gracias a ti no naufragué,
desorientada por el latir
impertinente del corazón,
que retumbaba
como en son de lamento.
AlfonsinaELK