Si supuestamente debiéramos elegir un lugar de residencia y erigirlo como el más bonito, yo personalmente me sacaría de encima ese compromiso, puesto que iría contra mis principios ( por la discriminación ¿vio?).
Y si eso no fuese suficiente, les diré que estoy convencido que todos tienen sus más y sus menos, por consiguiente eso del mejor…está por verse.
En segundo lugar podríamos poner la sensibilidad de cada uno, entonces veríamos cambiar nuestros distintos puntos de vista, aquí van algunas muestras de lo que asevero y lo que digo tiene algún asidero: LA INFANCIA EN ESE LUGAR, LA ADOLESCENCIA, LA PRIMERA NOVIA, HABER FORMADO ALLÍ UNA FAMILIA, etc etc etc.
Todo lo que aquí detallo pega fuerte en la vida de cualquiera, por lo tanto automáticamente “esa guarida” se nos queda pegada en todos estos acontecimientos.
Si hacemos a un lado lo edilicio, hay un montón de “perlitas” que hacen diferente todo esto que les cuento, aquí van algunas muestras de ellos: conservan su colorido, sus olores, costumbres y ritmos tan personales, que bien vale la pena enamorarse de uno.
También podríamos preguntar por que nos duele tanto el momento crucial en que debemos cortar amarras y abandonar su tibia placidez, especialmente cuando allí está transcurriendo nuestra niñez.
Y no puede ser de otra manera, el lugar de residencia es como una esposa (salvando las distancias) que a fuerza de convivir con ella, nos compenetramos tanto el uno con el otro, será por eso que al hacernos adultos, es muy probable que nos olvidemos las cosas recientes y nos acordemos por ejemplo, de aquella mariposa que con sus radiantes colores hizo que corriera tras ella, para poder atrapar entre mis manos toda su magia.
Así de esa manera poder obsequiársela a Luisina, mi vecinita que a pesar de mis siete años ya andaba suspirando por ella, que podemos decir del olor de las glicinas que aún hoy y después de tanto tiempo transcurrido, las tengo guardadas en mis fosas nasales pidiendo por favor que no se vayan jamás.
Mi viejo y querido barrio, te confieso que nunca pude ni quise cortar el cordón umbilical que me ata a tu regazo, lo nuestro si Dios quiere…SERÁ UN ETERNO NOVIAZGO.
Por eso y muchas cosas más MI BARRIO modestamente…¡ES EL MEJOR!.
Boris Gold
(simplemente…un poeta)