Quiero ser la tierra y sus matices,
que mi piel sea el camino
de los claveles peregrinos
y mis huesos sus raíces.
Quiero ser el verde y sus tapices,
desangrarme en rocío matutino,
enseñar a vivir con poder divino
a los jazmines aprendices.
Vestiré con el barro que lama
mi cuerpo y quedaré tranquilo
cuando me hunda en el suelo.
Seré la espuma que llama
a la vida mientras vigilo
no ser motivo de duelo.