Amanece…
el rocío nos cubre de perlas.
Un sol rojo, con sus primeros rayos,
dice adiós a las últimas estrellas.
Tus bucles dorados juegan con la brisa,
mis manos estrechan las tuyas con fuerza;
se cubren tus sienes de un tinte rosado,
y exhala un suspiro tu boca entreabierta.
Me quieres hablar, y te quedas callada,
sonríes, y luego en silencio me besas;
y tus ojos negros al mirar los míos,
me dicen de tu alma, mil cosas secretas.
Quisiera hacer esta hora infinita,
que el tiempo su marcha implacable detenga,
mientras yo te digo lo mucho que te amo,
mientras tú lo grande de tu amor me cuentas.
Así para siempre quedarme contigo,
morirme en tus brazos, mientras que me besas,
sentir que soy tuyo, besando tus ojos,
sentir que me embriaga de amor, tu belleza.