De la muerte de todas mis mujeres
quisiera ser , llorando, el Casanova;
y con ellas, de todos mis placeres.
Más desde la acera veo tu alcoba
y un bello Dalí hecho a cuatro manos,
y sé que mil lo intentan y una roba.
No es pose de poeta parnasiano,
ni exceso de almidón renacentista:
es rasguñar la tierra a contramano
como dijo Miguel, el vanguardista,
para besar el cielo de tu boca.
Fueron caminos, hoy son autopistas
las que guían a quien Cupido toca,
más desgracias que bien siembran sus flechas
Y Roma-Amor y Dite se trastocan.
Nuestro sueño de un hijo fue una endecha,
la burla la más común de los sentidos:
una cama vacía y contrahecha.
¿Ilusión? Descartes: luego, le han mentido.
Resucitar?, Lázaro y su sonrisa.
Dos? uno, en Elea lo han decidido.
Insultos al borde de la cornisa:
\"Yo no fui\", \"fuiste vos!\", quién sabe nada!
Llora y ríe el gesto de Monalisa.
Experta en piruetas, caes parada
y yo me voy derecho a la vajilla.
Me quejo, yo entre vendas, tú sanada.
Te digo que me pongo de rodillas
aunque me mienta a veces no entenderte,
ya me guardé el rubor de tus mejillas.
Y si fue un karma ésto de quererte,
de ser el partenaire de la mejor,
lo siento niño-flecha, mala suerte.
Olvidé mis ojos en tu pudor.
Contra roba-sueños, siete mandalas,
tengo la quintaesencia de tu amor.
Mañana, si las cartas no son malas,
ya preparé mi rosa de los vientos,
porque vuelvas con trueno de vidala.
Y si al llegar, te duele hasta el aliento,
compañera del almas, nuevas alas,
mi corazón te doy por alimento.
EPÍLOGO----------------------------------------------
Si pudiera con besos como balas
combatir en la guerra de las rosas,
volvería a los besos que regalas
como flores dulces y sediciosas.
In the midnight, donde el Big Ben señala,
te espero para hablar de muchas cosas.