De exquisita aventura es mi vida,
Que resguardo en los caprichos de la moral,
que refugio en los valores prisionero,
Y un ángel de luz, me aguarda del mal.
Pero, ¿Cuál mal? ¿Cuál bien?
El dualismo sucumbe ante la realidad
Y volvemos a ser esas marionetas
manejados por la energía universal.
Ya no me importa el que dirán,
Voy a vivir desde quien soy;
El protocolo ingenuo que se esfume,
Y las clases sociales que se marchiten.
Vivo tratando de ser mejor,
Y eso se ha convertido en mi cárcel,
Hoy despedí al guardián del umbral,
Y les pedí a mis santos que se marchen.
Quiero estar solo desde mi alma,
Sin las amalgamas de teorías retóricas,
Quiero ser hoy el peor pescador
Y regocijarme de quien soy,
Un hombre que vive,
En la profundidad infinita del amor.