A ese molino hundido que hoy no muele,
sin agua y con su piedra ya dormida,
que aún suspira al pensar en la partida
de su alma y de su espíritu, y le duele.
Que ahora, ciego, finge desconocer
que el destino es el sino de los tiempos,
los cielos se han tornado cenicientos
y de allí se han despedido hasta más ver.
Hoy miro y en tus ojos ya no veo,
-posible es me traicione la memoria-,
las pesas dando vueltas a la noria
y el agua cantarina en mi paseo.
Que hoy el musgo que ha invadido el exterior,
dibuja un escenario y desdibuja
un aura más propicio de una bruja,
de miseria, de tristeza y de dolor.
Un árbol, sólo un sauce te acompaña
con ramas, imposible al desaliento,
el viento ayer feliz ahora es cruento.
Eres molino viejo, tú eres España.
©donaciano bueno