¿Dónde andabas? Preguntó la flor
¡Volaba! Respondió ella
¿Volabas? Si tú no sabes volar
¡No sabía, pero ya sé!
Y desde aquel día demostró que ser oruga era ya parte de su pasado.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela