Estoy despertando la oscuridad del nuevo día
para que se ilumine de pasión la mañana
Entre los dedos se escapa el agua
que no llegará a mis ojos
como esas lágrimas
que no he podido llorar.
Me miro
y el espejo me muestra a un extraño
que hace muecas
pleno de felicidad, mientras se afeita.
La bronca, se atraganta en el grito
“ya voy..., ya sé que es tarde”.
Mientras el otro, en sonrisa forzada
muestra los dientes y saca la lengua.
Apago la luz y lo dejo solo...