No te querías dejar vencer
Pero nunca volviste a casa
Tampoco te tuviste que arrastrar
Viejo amigo de mi alma
De noche cerrare los ojos
Así escucharé tu andar.
Solo abriré mis brazos
Cuando nos volvamos a encontrar
Así nadie será quien engañe
Nadie será quien nos dañe
Y las naranjas más amargas
Se harán dulces en la esperanza.
Entonces como el cóndor
Que vuela más que la perdiz
Alguna vez de nuevo encenderás
Al viento frio que nos besa
Que se va susurrando lejos
Por siniestras carreteras.