Soy el aire tibio que acaricia tu espalda cuando llegas a casa, que se convierte en blanca sábana para abrazarte cuando te acuestas a dormir. Soy el mantel que cubre tu mesa y la toalla cuando te bañas.
A veces me vuelvo cortina en tu ventana para cubrir los fuertes rayos del sol y paraguas que te lleva cuando llueve. Tu no te das cuenta pero estoy a tu alcance, soy ese sonido que te despierta, la sombra que te refresca y la luz de la lámpara del buró que te acompaña cuando lees.
Muchas veces he soñado con el momento en el que das la vuelta y me sonríes, que sabes que estoy ahí, dejando de ser etéreo y cobrar un cuerpo a tu lado. Suelo caminar un paso detrás de ti para respirar tu perfume y jugar con tu cabello, abrazarte cuando estas triste y escucharte reír cuando eres feliz.
No importa el tiempo que tomes para descubrirme, la esperanza sigue latente en mi alma y cuando eso pase, yo viviré para dejar de ser tu fantasma.