Mis horas más amargas, siempre son crueles,
sin filtros capaces de devorarme por completo el alma,
en mis horas grises todo lo que parece que no duele, asesina
La indiferencia se hace marca, la soledad se subraya;
No quiero hablar de la dicha que sobreviene a estos periodos grises,
sino de la tormenta que se siente,
cuando los sentimientos azotan con fuerza y las traiciones se sienten más que nunca,
parezco poeta del dolor con ojos tibios que buscan la paz,
Es cuando me desplomo y permito que todo el mundo importe,
que todo dolor duela, que cada traición vuele mi cordura;
no hay abrazo que pudiera devolver por un instante la felicidad,
solo existe como método consuelo la cercanía de un alma que susurre \"Tranquila\"
Se me ocurre resistir porque el suelo bajo mis pies cae por completo,
mi corazón siente las dagas y cada puñal que osaron clavarle,
típico de un corazón que de lo único que sabe es perdonar
a veces parece triste que no haya podido aprender el arte del rencor,
Porque a lo benévolo siempre lo ven vulnerable
nadie tiene tapujos ni limites en dañarlo, en deshacerlo
Cuando uno lleva mucho tiempo resistiendo la batalla,
aparece un obstáculo que parece más difícil de vencer que el resto,
es en ese momento en que uno se pone a reflexionar,
cuanto ha luchado, sufrido, callado, llorado
Entonces uno se plantea vale la pena intentar vencerlo? Es verdad que necesitamos descansar a la sombra de ese inquebrantable muro para retomar las fuerzas físicas, emocionales necesarias para continuar y aun mas así la mente necesita entender de que nada sirve quedarse ahí, en ese preciso instante uno agarra coraje una vez más porque dicen que no está muerto quien pelea.