Cuídate de mí
pues yo jamás he sabido cuidar
de mí mismo.
Nace un nuevo día
y el pasajero de mis pensamientos
grita chantajes y lanza estacas
a los transeúntes maliciosos
que admiten la derrota como moneda.
No tengo más edad que tú
pero ya he visto como la luz del sol
se transforma en una peonza insubordinada
que ambiciona rajar las cabezas vacías
que gobiernan nuestros oscuros destinos.
Nunca me he permitido morir
ya que la vida me ha llevado al precipicio
donde el ojo aprecia la belleza de la vida
que me ha tocado en suerte.
Cuídate de mis amonestaciones
y goza de la conspiración que cruza
tu corazón enflaquecido
las noches de luna obscena.