Recorrí tu llanura
Como potro salvaje,
Toda la abrupta anchura
De tus hermosos valles.
Tus aguas fueron mías,
Amalgamamos besos
En loca algarabía
Y febriles excesos.
Entallé en tu cintura
Mis manos ardorosas,
Y sentí tu figura
Convirtiéndose en diosa.
Entonces te adoré
Como se adora al sol
Cuando la primavera
Se viste de esplendor.