No debo endilgarle al azar
La profundidad de tu mirada vital,
Que despierta vida en este cuerpo yermo de emociones
y, sensible, reactiva los perdones.
Acaece tu perfume como el destello de los faros inquietos
manifestadas tus manos en la travesía, perpetúas los bordes innombrados.
Tu alegria de sirena envuelve las lunas perentorias
y solapa mis vivencias imperfectas.
Los vetustos poemas se entraman en el exhausto viento
y se anidan en el canto de las aves morosas,
solo tu descifraras el mensaje, apretado y urgente.
Pero me absorbo en lo cierto y seré solo pensamientos y palabras;
contendré tu fluir inexistente y continuo
y serás música y poesía, y mis versos te dibujarán exacta,
Así como el pensarte desplazará mi corazón de su centro.