Mientras se ríe el mundo, yo me despido
y miro instantes del flashback de tu muerte:
mis Belu y Facu, tu rostro, hacia el olvido
y no quiero, mas no quiero detenerte.
Ningún favor me haces, tan sólo daño,
si estás clavada en mí con siete puñales;
tarde o temprano, según pasen los años
reviviré mis instintos animales
que liberan la gran furia condenada,
y sacuden la lunita donde duermen
y se cansan de mascar huesos de nada.
Oigo y la odio, pues esa es mi llamada;
y no quiero, mas no quiero detenerme,
y te arranco de mi ser a piel rasgada.