Vista que se pierde en el horizonte, de un campo abierto,
un hermoso semental, relincha en el pasto con la potranca,
ellas caminan por un sendero, que las lleva a las orillas de un río,
iniciando sin demora, el lavado de su ropa, con las notas
de su canto, alegran la vida del campo.
Una le dice a la otra,- ¿que te pasa buenamoza?
acaso estas enamorada, y no piensas en otra cosa,
ya se, no me lo digas, es por causa de aquel joven,
que te mira, con descaro y sin reparo.
-Si, solo pienso en èl, y si un dìa ha de volver,
-¡niña! no mires tan alto, tu eres del campo,
y èl de la gran ciudad, y vive en la sociedad.
Todas terminan sus deberes, y Rosa solo piensa en èl.
Adiòs Rosa, nos vamos, procura regresar temprano,
ya sabes que cualquier animal, asusta en el oscuridad.
Ya la tarde caìa, cuando Rosa terminò de lavar la ropa,
y de pronto aparece, el joven que roba sus sueños.
Y este le dice: - con permiso señorita, quisiera hablar
con usted, si me lo permite,
y ella algo nerviosa, asiente con la cabeza,
y en señal de saludo, èl toma su mano y la besa.
Ella retira su mano, y se dirige a las piedras,
donde extendiò al sol, toda su ropa, sin demora
la recoge y la mete en el cesto.
-Èl le dice: señorita, quisiera verla otra vez,
mientras ella se aleja, por aquel sendero,
vuelve su rostro, y le dice hasta mañana.
y la vida continua...