Te tendí la mano como a un buen amigo
aquella tarde aciaga en que tu llorabas
quise entregarte mi alma, llevarte conmigo
más tu seguiste adelante, de mí te olvidabas
Te vi marchar llorando sin entender la razón
pues solo era tu amigo, más tenía un corazón
me penetró en el cuerpo una extraña sensación
al sentir que tus tus ojos me pedían perdón
Al día siguiente una esquela llevaba tu nombre
ese nombre sagrado que tanto adoraba yo
rompí a llorar a pesar de ser un hombre
al comprender que con tus ojos me decías adiós
Por culpa de un mal amor que no supo quererte
por aquel desalmado cruel que no supo entenderte
hoy yaces en la tumba olvidada en tu triste suerte
por culpa de un hombre cobarde que te llevó a la muerte