...serena; ella ya no ofrece casi resistencia,
tampoco brillan ya sus ojos.
Su mirada esconde tristeza,
su delicadeza es tosca y sin pasión.
Ya no vive, ni aquí ni allá;
producto de un desaire que no puede controlar.
El amor sucumbe ante la indiferencia,
todo le da lo mismo, aunque a veces lo pueda disimular.
Algún abrazo he ligado,
algún beso que me recuerda lo largamente olvidado,
aquel momento que dio lugar a un comienzo,
cuando creemos que no tendrá final;
euforia de un tiempo que se aleja cada día un poco mas.
El espejo reconoce su abandono,
apenas cuida su figura, apenas esboza alguna triste sonrisa.
...y a lo largo del tedioso camino que ella ha elegido,
se funden rencores y fastidio que no sabe como dejar atrás.
No la culpo ni le guardo resentimientos;
no la aprisiono ni condeno;
su prisión esta en su mente,
pues no quiere irse, pero tampoco está conmigo acá.
La paz en mi reina; la luz brilla aún sin sus voluntarias caricias,
pues en silencio amo y cuido de ese sentimiento no en vano;
y aunque sin el deseo de estar, ella aún esté a mi lado,
ya no sufro su ausencia aquí presente,
mas siento pena y compasión por su pesar.
Hago lo que puedo para que sienta mi ternura;
busco como puedo la manera para que sienta bienestar.
Esta es su lucha,
yo solo espero su libertad de amarme si ella asi lo quiere o puede,
pues mi tristeza y espera, pueden esperar.
Mi amor ya no se rige por lo físico palpable,
no tiene tiempo ni espacio, es tan grande que no sabe de existencia,
pues no conoce de fronteras;
se extiende por mi pecho;
se cobija hasta con el odio ajeno y no le tiene miedo a las maldades,
...simplemente existe,
sin saber de donde viene ni adonde va.
A.Cuenca