Como viajero vago sobre las dunas del tiempo, he sembrado y cosechado aquello que he necesitado como aquello que ha sido indeseado.
Mis manos palpan la cera de una vela consumida, cuando el día no alcanza a mis tareas, desvelo es mi compañía ante los triunfos de tan bella vida.
El viento ha marcado mi dirección sin que exista convicción a cierto destino por conjugación.
Confió en mis raíces porque son fuertes, raíces que se anclan en lo más profundo de mi tierra; oh, tierra santa de mi sentir, como no decir que eres mi amada nación.
He hablado sin voz; en mi cabeza el pensamiento dice como hacerlo, y mis actos así lo consumen y consuman como el buen vivirlo.
Jamás he permitido el \" Dios dirá\" aún que yo sea errante, porque he sufrido siempre pensante, y junto a Dios he dispuesto, esto será.
Puedo necesitar sombra en este instante pero prefiero el sol a mi cuerpo amante motivar, para dar siempre ese apreciado poco más.
Descalzo he caminado y, desnudo me ha cobijado la escarcha de aquellos sentidos que sólo se viven cuando uno ama, cuando uno se entrega en su totalidad de un cuerpo y una alma.
Humilde he crecido, como la riqueza del mezquino, feliz he vivido como niño con su seno, hambre he padecido pero no por alimento y,
he nacido cuatro veces sin morir alguna vez.
Jamás sabré cuanto un hombre puede hablar, pero sé que una palabra puede ser más que dolorosa, o lo más divino y valioso que se puede guardar.
He aprendido a confiar pero no a confundir que confiar es ser tonto o ignorante, como también he aprendido a desconocer cuando no me buscan y, no me sienten.
Muchas veces aparecen por ahí personas, quienes sólo al necesitar algo, cargan una máscara de aprecio o arrepentimiento y falso sentimiento.
Y como sea, siempre he pensado que perdonar va más allá de una palabra, y no vale cuando no se siente y se comprende de este manera, porque este sentimiento tan bello, como el que es perdonar, da paz y sanción.
Es inevitable que una vida no pase nada cuando se aprende a vivir, como la estrella fugas desde el principio hasta el fin.
Nunca he de perder el valor de lo que es vivir, ni el valor de poder vivir.
Marc Téllez González.