Solo me queda atracar tu corazón,
ir a cara descubierta,
sin armas en las manos
y gritar:
-¡todo el mundo al suelo!
-¡esto es un atraco!
y yo, tumbarme contigo y atragantarme de ti,
hasta dejar vacía la caja fuerte
y volver a llenarla de melancolía.
Tenía la intención de pintar el mundo de colores
y de mudar, de colores tus labios
para acompañar los días de la semana
elegir frente a los espejos el desayuno de cada día,
elegir el beso cada mañana,
elegir el sexo cada noche,
iluminar la madrugada,
como los malditos misiles de Bagdad,
de los inocentes.
Tengo la intención de colorear Madrid
y que Madrid, me devuelva la pintura,
que no utilice en los rincones.
Tengo, más dedos en las manos, que pinceles para pintar.
Tengo, más colores, que corazones que pintar.
Tengo, más lágrimas, que lloros, para regalar,
y me quedan, menos risas, para desayunar.