Maldigo la melancolía,
Que como veneno en mi garganta me va matando poco a poco.
Consumiéndome.
Maldigo los hechos, maldigo el tiempo.
Ya no hay vuelta atrás. No hay más sueños de domingo a las 6,
Caminatas de martes por la mañana o desvelos de jueves inquietos.
Maldigo la mentira.
Te maldigo a ti. Maldito.
Maldigo el dolor, aquel que rompe mis recuerdos en mil estacas que,
se clavan en mis ojos haciéndolos derramar frias lágrimas de pura y coagulada melancolía.