Mis manos traviesas , se perdían en tu cabello ,
y luego se deslizaban por tus hombros ,
recorriendo tus brazos , que extendías ,
atrapando el vigor del hombre , que te abraza .
Y cierras los ojos ,
con la ternura del sentir , que nos acerca ,
y no nos deja partir , sin antes ,
haber subido a entregarle una flor a la luna .
Y esta enamorada , con nuestro encuentro ,
va construyendo en lo más árido , un jardín
con nuestro amor , que ha sabido fertilizárla .
Y hoy exclama , venid que con vuestro amor ,
los ríos dormidos de mi rostro , volverán
a correr , dejando más vida en su recorrido .
Y nosotros felices , no dejamos
de entregarnos besos , porque además ,
de embellecer nuestros cuerpos ,
embellecen a , nuestra creciente luna .