Perdóname por ser sólo un poeta,
por llevarte conmigo entre silencios
y atrapar tu soledad entre tristes líneas mías
o hurtar tu dulzura, para la desdicha de mis versos.
Perdón te pido, al huir de ti
y acogerme en la penumbra de la blanca hoja,
cuando la pasión llana por la letra
evoca mundos de tu rostro.
Pido perdón, entre tanta metáfora viva,
por tener en las venas no sangre sino poesía,
y acoger en la mente eso que tu eres
para llevarlo al mundo viajando en la palabra.