El ocaso llega lentamente,
todo se tiñe de rojo,
las mareas cambian de rumbo,
para refrescar tu piel.
El cielo se oscurece ante tu timidez
y te oculta tras su piel,
evita que te vean en tu desnudez
Eclipsas mi vista ves mi eclipse,
desde ahí sentada miras extasiada
como ardo por dentro,
y mi fiel reflejo en el espejo
cristalino de sus aguas encuentro.
Lentamente se me apaga el fuego
que me quema se evapora en el tiempo,
vuelvo a ser yo,
la que mueve mareas,
la que transforma mentes enamoradas,
la que es cantada en las noches estrelladas,
alrededor de las hogueras.