Si me cubren las sombras al momento
mi espíritu es el ser más solitario,
olvido a Cristo y su poder vicario,
y me desvela el fuego del tormento.
Olvidandolo todo yo consiento,
me vuelva a engañar el adversario,
Oh! Cuantas veces veo hacia el calvario
deseando halles en mi alma tú contento.
Ya no quiero seguir vanos antojos,
pon en mis labios Padre tu verdad,
y para ver con toda claridad,
Jesús hermanó mío abre mis ojos,
sé espíritu divino mi sustento,
y así en mí permanezca el fundamento.