Sentado sin ganas de minutos nuevos
Masticando lentamente los temores creados
Por ser simplemente un cobarde Abatido
batiendo una bandera de culpas inexistentes
Bebiendo la vida en impulsos muy pequeños
Tragos que nublan los sentidos
Para no molestar, para ser invisible
Mis ojos antes coloridos y fogosos
Ahora inertes, inexpresivos derrotados por las tormentas
De las continuas huellas que provoca este dolor
Ya acostumbrado, tan mío y tan lejano
Avergonzado disimulando la pena con mis silencios
Tratando dibujar en mi rostro las fingidas sonrisas
Como marionetas con sus caras pintadas
Maquillándolas con los colores de este presente de este hoy
Mi corazón de rojo carmesí
Color que represente esta agonía que provoca esta espera
La misma espera que retarda ya lo esperado
Regalo mi libertad a un ser inexistente
A un sentimiento que por haber mal nacido
Ya debería estar muerto
Asumo que lo usual es mi derrota
Que siendo nadie me ha convertido en otro nadie
La vida ya no es más que lento caminar
Al abismo y al termino de mis días.