Te presiento... como la alborada
anuncia el amanecer,
antes del primer rayo de luz.
Tu silueta trae brillo,
trae vida a un alma que yacía dormida.
Mi oscuridad se desvanece ante ti.
Mi turbación vaga entre las sombras
de mis temibles dudas
y aquello que me lastima.
Luego en las tinieblas muere
la débil luz que encendiste,
casi puedo rozar tu aliento,
tu calor, tu imagen, tu acento.
Más ambiciono tu voz, más
mientras más lejos me encuentro,
como loca aún te presiento,
porque entonces aprendo
lo mucho que te quiero.