AlfonsinaELK

Sola con un café

A solas con un café dulce-amargo

reviven en la memoria los amores lúdicos,

esos que hacen revolotear mariposas

en la boca del vientre dormido.

 

En cada sorbo, un suspiro, imaginando

como delicado, suave y sutilmente,

roza, con sus manos, sus caricias, por el cuello;

haciendo estremecer  el ánimo del cuerpo.

 

No se debe olvidar la amargura del café

que en la boca deja al paladar,

sino se  quiere sentir el amargo del dolor

de suspirar por un imposible amor.

 

                                       AlfonsinaELK

3/10/2015