Si yo soy tu guardián, tú eres mi guía;
Si yo tu desahogo, tú mi apremio;
si te sientes morir, tu todavía;
si yo fría razón tú un haz bohemio.
Si me harté de perder tú una medalla
al mérito de habernos conocido;
si desespera el alma el vino estalla
escanciando revancha hacia el olvido.
Bendito eres entre todos los hombres,
yo no juro por Dios, sino en tu nombre
el voto que a los otros le desdigo.
Ella nos dejó y nos fuimos juntos,
de violas a tocar el contrapunto
o arpegios que se cantan los amigos.