Lirio, sumiso, que nació de astilla,
en resquicio, en la tapia, en un adobe,
sin un simple arrumaco que le arrobe
ni nadie al que achacar que le mancilla.
Junto al lirio hay abierto un orificio.
para poder mirar lo que allí pasa,
atento si aire sopla, el sol abrasa,
él es la soledad en ese hospicio.
Todo el mundo la mira y le saluda,
algunos hay de forma irreverente,
él se inclina educado ante la gente
siempre presente está, siempre madruga.
Ningún viento le ha obligado a doblegar,
vacunado se encuentra de un mal fario,
su memoria es el mismo calendario
de sucesos que son duros de olvidar.
Cuando haya de abordar su reto en serio
en que deba por fin ya rendir cuentas
no deberá viajar ni dar más vueltas
pues su casa es el mismo cementerio.
©donaciano bueno