Viajando en las luces de la montaña ,
mis ojos no parpadeaban , y de pronto
percibí , un tierno beso en mis labios ,
que me hicieron volver .
Tu suave y acariciante presencia ,
había llegado , luego al oído derecho ,
donde las tres estrellas , tienen su
hogar , escuchaba , tu suave voz ,
que decía , ven a mis pensamientos ,
que sin los tuyos no pueden estar .
Y me entregué , a ellos , y todos
eran tiernos , la noche se hizo
amanecer , y no hubo jornada
ese día , no había prisa .
La vida decía , hijos gocen su vida ,
y que el amor sea su alimento y camino .
Y así fué , y desde ese día eterno ,
la prisa , dejó de existir .
Y hoy el vivir , es un elíxir , que nos
ha detenido el tiempo cotidiano .
Y ya no lo medimos , solo lo gozamos ,
como un eterno momento de felicidad .