Las luces nuestras llegaron a cruzarse
tan de frente que una vez nos detuvimos
para conocernos mejor y en ese intento
supe quien eras tú, pues habías marcado
sospechas de tus secretos.
La experiencia sale a relucir, sin querer,
cuando la provocan o es llamada,
cuando siente que algo pasa,
hay cosas en desequilibrio
o en alarmas que prevén porvenires declinantes.
No juzgo actos de personas
ni tomo sus decisiones,
solo es que me gusta la franqueza
y todo lo que sea contrario
no es que le pongo un precio,
pero sentimentalmente ofende
y se opone a mis condiciones.
Nuestras luces alumbraron un destino,
que en un esfuerzo insistente
pudieron mantener el campo claro;
y tú, por ocultar tu preferencia,
al enterarme de tu falsedad,
me di cuenta que tus luces
en un cruce de un intento,
todo eso quedó en tinieblas,
pues tus luces se apagaron…
A.Maestre