Sin hora de despedida.
A tantos, de tantos, de ése día, sin fecha exacta,
Desde la banca de mis desvaríos, !Te extraño!.
Te confundo con el tiempo, y me abrigó cómo
si fuera invierno, o, me acerco al aire, sintiendo
calor, cómo fruta madura después
de cortarse, así espero yo madurar está soledad,
sin ti, sin mí.
La extensión de tenernos, y vivirnos
como una granada,
apretados, y con dientes de amor.
A veces, me sorprende la noche sin dormir,
Solo veo la luna, y me recuerda tus ojos,
tus ojos, vacíos de ti, y de mí.
El sol encuentra mis labios ocupados,
con los tantos de besos que nos dimos.
Almuerzo sola, pero pongo una taza de café,
en tu lugar vacío, y te platicó, y me platicó,
¿Cómo estás? ¿Me extrañas?
¡Yo sí!... tus poemas están mojados,
Porque sobre ellos, caen Lágrimas mías,
leyendo tus “te quiero” me aferro al papel,
donde tus besos están escritos, de ti, para mí,
y de mí, para ti. ¿Hace frío, ahí o, calor?
¿Aquí, qué te digo? Hace frío, en mi lecho,
donde no te tengo, para mí…
me acorruco en tu espacio vacío, abrazo recuerdos.
Más la VIDA, no es lo mismo, sin ti.
¡Que te vaya bien! ¡Hastá otro desayuno!
Donde té siente junto a mí, sin tu mirada,
sin tus labios, que beber de los míos querían,
Todo acabó, esa madrugada, de tu adiós…
donde los ángeles te guiaron, el camino a la eternidad.
A tantos, de tantas, sin hora de despedida.
Alicia Pérez Hernández… México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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