Cada vez que la inocencia del día
con delicadeza suma abra sus tules
y al unísono de un azul bondadoso
la ruta sombría, alegren los girasoles,
aquí estoy para reemplazar a otros,
los que efímeros se desvanecieron.
Cada vez que las níveas alondras
bajo ópalos de un austral invierno
una en otra hallen reparador abrigo,
aquí estoy para recordar a otros,
los que mártires han sido inmolados
los masacrados tan infamemente.
Cada vez que entre brumas violetas
abstraída la luna en faz de niña
sede los miedos, las melancolías,
aquí estoy para ser voz de otros,
los que lloran sus irreparables muertos
los héroes que dieron los duros tiempos.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso
Bogotá D. C. Colombia
Octubre 3 de 2.015