Ausencia es ver a todos, menos esa
persona que saludaba sonriente;
es mirar hacia la puerta impaciente,
mientras se enfría el té sobre la mesa.
Ausencia que se va y que regresa,
después de andar los cinco continentes,
ausencia de sonidos reticentes,
al corazón le duele si le besas.
Ausencia es respirar indiferente,
ante el perfume que la flor regala
es un lugar, un objeto, es la gente.
Ausencia al mismo tiempo buena y mala,
para quien la provoca y quien la siente,
le hace volar o le corta las alas.