No sé si tienes idea
el mal que me has ocasionado.
No esperaba eso de ti, amigo.
De verdad, no lo esperaba.
Pero Jesús vive en mí.
Él siempre me acompaña.
Me hace recordar
sus a veces olvidadas palabras.
Queda tranquilo con tu conciencia.
Jesús está en mí.
Como también lo ha de estar en ti.
Pero recuerda siempre
que las palabras prometidas,
hay que cumplirlas.
Tengo una misión en mi vida,
y estoy llevándola a cabo.
Me hace feliz.
La felicidad se logra también
con la unidad.
Quédate tranquilo,
sigue tu camino.
He de seguir el mío.
Si llego a encontrar piedras,
he de evitarlas.
Jesús me ha enseñado
a amar al prójimo,
y también a perdonar...
Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto- 05/10/2015)