Atardecer de farolas a medio encender.
Alma que camina hacia la noche de media luna.
No encuentro a nadie a quien dirigir mis versos
y morirán como un copo de nieve sobre el mar.
Ojos secos y alma húmeda de lágrimas dulces,
en espera de una sonrisa con mirada de ángel.
Qué importan los deseos de agua en medio del desierto,
son vanos intentos de ilusión en lo imposible.
No se puede llenar el vacío con el vacío,
ni iluminar las tinieblas con más tinieblas.
Quiero que termine este atardecer largo y errante,
que desaparezcan las sombras largas del camino.
Quiero el descanso de la noche mezclado en sueños.
Quiero despertar al comienzo del nuevo día,
no quiero despertar en otro largo atardecer.
FÉLIX