Cual cerveza que subiendo va la espuma
a mi el alcohol se me sube a la cabeza,
no lo noto cuando tomo sólo una,
va añadiéndome su gracia y su fortuna
para al final regalarme su torpeza.
Me permite reafirmarme en mi autoestima,
a oratoria recurrir con más destreza,
a mi mente eliminarle la calima
escalando con valor hasta la cima
enfrentándome a las bestias con fiereza.
Tal felicidad me da que yo la beso
y una y otra vez la miro y la remiro
y no paro de observarla y me embeleso,
¡qué embrujo tendrá que a mi me tiene preso
y me secuestra hasta el último suspiro!
Transparente, tan fresquita y tan dorada
ya he perdido la noción, no llevo cuenta,
de ella yo me reconozco enamorada,
quisiera aquí repetir cuando me agrada
¡tú, cerveza, eres un vicio que alimenta!.
©donaciano bueno.