Que ronroneo abanica la caricia del motor
porque la viveza del movimiento sublima,
cuando sus cilindros disparan su cigüeñal
gastando la gasolina del auto hambriento.
Volante no es encaje de vestido de mujer
es su rueda manual que guía tu maquina,
es ese delirio humano de su libertad civil
cuando maneja pisando con júbilo su pie.
Sólo ese que lo maneja disfruta de su ser
cuidando su limpieza con amor de madre,
controlan la presión en las cuatro ruedas
echan su liquido de frenos por seguridad.
Acarician su hermosura amándose dentro
recogiéndose raudos de un fárrago social,
indagan aparcar su maquina en la sombra
para disfrute del embeleso de su caminar.
Urbano el automóvil metálico oxidándose
semejando un suspirar roñoso alienígena,
como bólido espacial visitando el cosmos
devorando las autovías le sacia su motor.
Que puede hacer el hombre sin un coche
aunque te digan que un caballo es mejor,
tienes un automóvil delante de tu puerta
gasta el dinero más que si fuera un Dios.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
05 de octubre de 2015