Cada mañana visita el jardín,
junto a las alondras aguarda
el despertar de las rosas,
atrapadas…en su apretado capullo.
Los cuenta uno a uno,
espera con ansia…
sus colores y fragancia.
Al abrirse al sol,
¡su mirada resplandece!
Allí está la madre mía- se dice-
mi viejo querido,
y los recuerdos perdidos
de esta memoria, que se duerme…
a ratos.