En los jinetes degollados por el flagelo
El agua se tiñe como lavas polares,
Merma un lícito crimen suicida...
Derrite su ardor en cicatrices.
Calcina y bebe mi piel, mancha,
Escribe en mis huesos, cantores
Los rayos negros de un día huérfano,
Obturan en un pandemónium
el hexagonal interfecto.
Que muerde el parietal,
Y lo enjoya de complejos,
Los colores ya pútridos
Le dan energía.
El jinete escurre sus gritos
En los anillos de arena,
En los anillos de miedo.
Quiere degollar mi alma,
Pero el fango de letras,
Llena de Arce una estrella;
Le llaman sol.
Yo le observo
parece de Dios...