A lo que venía, te lo digo en un suspiro, y luego me voy:
He soñado que todos nos amábamos, pero aunque es mentira, era verdad. Las jarcias levantaban su vuelo azul y sujetaban el amor en un piélago inmenso, pero era un sueño, y aunque es mentira, era verdad.
El tiempo que distrae al hombre con su abrupto tentáculo de horas, no dejaba ver la noche que se desvanece entre versos poéticos, trémula noche de esmeraldas y plata y oro que son como los dioses que juegan con nosotros, y que llora por miedo a no sé qué cosa.
He soñado parte a parte el matiz de un minuto clavado en mi piel, pero aunque es mentira, era verdad.
He soñado crepúsculos cerca de la aurora, y muchedumbres endechando a Tamuz.
Un niño sirio llorando de sepulcro en su agua bendita.
Una doncella desnuda ante los ojos de algún dios.
A lo que venía, te lo digo, y luego me marcharé entre una ambuesta diserción de imposibles (donde todo es posible).
He soñado una tregua entre nosotros, una quimera de alegrías infinitas que duerme junto al rocío de la vanidad del hombre; no sé tú, pero me vinieron ganas de llorar, ganas de amar, pero aunque es mentira era verdad.
...Pero aunque es mentira, era verdad.
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David John Morales Arriola