No me gustaba rezar
pero tenía un don para cantar
en la iglesia
llegaba a los corazones de la gente
en la casa hacia llorar mi mama
en la calle quedaban atónitos
pero lo más increíble
es que juntaba las manitos y rezaba cantando
con aquellas ganas de llorar
adoraba cantar
y cantaba como alguien que ama.
La ternura y la mirada que tenía
era solo de un niño
pero con sabiduría
era la inspiración con una voz angelical
que daba la vuelta en el momento cierto
y me salía un tenor
que rechinaban los vidrios
de eso solo recuerdo
el tilintar de los cristales en el piso.