Cuando cae
sobre mi animo
la negrura
cuando las hechiceras
menudean
en los aquelarres
cantando
y blasfemando.
Cuando dejando las tumbas
lloran sus penas
hasta el alba
las almas culpables
condenadas
por imperdonables.
Cuando en esa silenciosa
y falsa calma,
desaparece
del mundo la dulzura
engañosa de la miel
y todo se hace
acíbar y hiel.
Cuando está mudo
el canto de los bardos
cuando comienza
la fiesta de Satán
y los gritos
escalofriantes
del espanto.
En la soledad de mi pieza
solo
entre los ruidos del silencio,
cada misterio exhibe para mí
su precio
ante mi alma
nauseabunda.
La oscuridad se lleva
mis pensamientos
y único ante el enigma
de la muerte
confieso convulso
que siento náusea
por este mundo.
Y el cielo engañoso
no me provoca
mas devoción
y afan
que el averno
de Luzbel y de Satán.
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