Y te quize, te amé hasta lo enfermizo
y te juré mi amor, mi alevosía;
mi sin piedad, mi sangre, todavía
hoy se arrepiente, y no de lo que quiso.
Y me perdí en tus ojosmarprofundo,
y en tu genio de risa contagiosa,
y me ganó tu altura, vos , hermosa;
ahora que soy Samsa, hoy mundo inmundo.
Terror me da como te amaron antes (y ahora)
y ésto no es amor, tal vez epidemia;
es sudar en controles de alcoholemia,
es lo que soy, y sé que no es bastante.
Te acarician mil manos y mil lenguas
como hiedras extrañas y lascivas;
te acicalan el vientre con saliva
y este tajo que no mata y no mengua.
Si pudiera tocarte en lo profundo,
si me vieras detrás de mis disfraces,
si junaras mis cartas ( cinco ases),
si bastaran un Facundo y un fecundo.
Te culpo y no te culpo, culpa mía;
te guardo en cuerpo y alma, no te arranco
y lento y lloriqueando desbarranco
a tus ojos, tu luz y anatomía.
Me pierdo, pero ya estaba perdido,
Lázaro que (simula) resucita;
unos meses de sol y esa maldita
ilusión de creerse revivido.
Y dale, sigue el verso y los versitos,
las palabras que nada significan;
las mentiras de la base edifican
verdad de un no-poeta, de un maldito.
Y al fin al menos supe que hay amor,
aun siendo enemigos los espejos,
y que ahora, tan joven y tan viejo,
tan solo, tan de nadie, tan dolor.
Perdido en la gran torre de Babel,
y contra quién pelear? Mil enemigos;
delirio adolescente y sin amigos,
me dan a saborear vinagre y hiel.