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Y terror perenne de ansiedad en el corazón,
y el alma que vá zucumbiendo más, más y más,
y lo sé, que yo nunca he de olvidar, ¡un... jamás!,
lo que tiene el corazón en locura por razón,
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y el temor del alma que añora paz, ¡silencio!,
quiero paz y gran sosiego sin luz, ¡oscuridad!,
cuando llega la terrible noche con soledad,
y el temor del alma que añora paz, ¡hemencio!,
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y la desazón gana la perdición, ¡desolación!,
y el amor que llega sin cesar, más, sin calma,
desde que la virtud se convirtió en más pasión,
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temor del alma que añora paz, ¡más soledad!,
y el sol me dió todo su calor en el alma,
y mi destino sin ser cierto, ¡infelicidad!.
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