Ido entres las aguas del río
Corrían tus lágrimas
Sobre la piedra posabas
el desamor
Ocultando las pupilas que denotan tu desdicha
el río que no te hechiza
corriente que no detiene
Lágrimas que como lluvia inunda el alma engañada
deseosa de ser salvada se aproxima la cascada
¡Mar! ¿qué haces aquí?
El río corre hasta mí
dejando que su agua dulce se inmiscuya con la mía
salada como tu alma pero libre de agonía.