Donaciano Bueno

Leyendo a Garcilaso

Una tarde cuando el sol

anuncia su despedida,

la luna anda aún perdida

en un tono de arrebol,

cuando el cielo complaciente

a la oscuridad da paso

voy leyendo a Garcilaso

enfrascándome en su mente.

 

Andando voy diligente

al atardecer del día

entre la monotonía

y el céfiro de relente,

el caño veo en la fuente

dulce gota ensimismada

que cae sin decir nada

al tropezar insistente.

 

Leo cantos que me animan,

que me elevan al parnaso

y así leo en cada paso

sus versos. Veo que riman

de forma tan primorosa

que a mí me saben a miel,

cada poema es laurel

y cada estrofa, una rosa.

 

En sus textos yo me miro

y pretendo me inspirar

de amor hablan y del mar,

de la emoción, del suspiro,

Poeta tú eres que admiro,

en tus coplas castellanas

las odas napolitanas

ansias de volar que estiro.

©donaciano bueno.